Leyenda Urbana de Bloody Mary


“Cuando tenía unos 9 años, fui a la fiesta de un amigo para un cumpleaños. Había alrededor de 10 chicas en el lugar. Alrededor de la medianoche, decidimos jugar Mary Worth. Algunos de nosotros nunca habíamos oído hablar de este pasatiempo así que una de las chicas contó la historia.
María vivió hace mucho tiempo. Ella era una muchacha muy hermosa. Un día tuvo un terrible accidente que le dejó la cara tan desfigurada que nadie la miraba. Desde aquel trágico suceso a Maria no se le había permitido ver el reflejo de su rostro por temor a que cayera en la locura. Antes de esto, ella había pasado largas horas admirando su belleza en el espejo de su dormitorio.
Una noche, después de que todos se habían ido a la cama, incapaz de luchar contra la curiosidad por más tiempo, salió a hurtadillas hacia una habitación que tenía un espejo. Tan pronto como vio el rostro, se desmayo entre terribles gritos y sollozos. Fue en ese momento que estaba tan destrozada que buscó su reflejo anterior, camino hacia el espejo y prometió desfigurar a cualquiera que quisiera ver su reflejo en un espejo.
Después de oír esta historia aterradora, decidimos apagar todas las luces y comprobarla. Todos apiñados alrededor de un espejo repetimos “Mary Worth, Mary Worth, I believe in Mary Worth”. Cerca de la séptima vez advertimos que una de las chicas que estaba delante del espejo empezó a gritar y tratar de alejarse del espejo. Ella estaba gritando tan fuerte que la mamá de mi amigo llegó corriendo a la habitación. Rápidamente encendió las luces y encontró a esta chica acurrucada en un rincón gritando. Ella le dio la vuelta para ver cuál era el problema y vio un terrible arañazo en la mejilla derecha se esta chica. Nunca olvidaré su cara en toda mi vida! “
Sin duda una historia clásica, no nacida, pero si difundida ampliamente en Internet. Hay un miedo casi inherente a los reflejos, la idea de que existe un mundo paralelo al de nosotros que nos imita y aguarda paciente observándonos para atacar, produce terror a muchos.

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