Relatos de Terror: El Valle del Frío - Gusto Paranormal



Una hermosa familia se había mudado a una gran casa en el campo, la familia tenía 2 hijos, Clara de 9 años y Esteban de 7. Los niños fueron a jugar un día al gran campo, les gustaba mucho ese lugar, siempre regresaban de ahí explorando lugares nuevos. Un día los niños salieron como siempre, mientras su mama les decía que regresaran antes de la cena, pero los niños no regresaron, las horas pasaban y pasaban y ningún rastro de ellos se oía cerca de su casa.

Así los padres decidieron salir en busca de sus hijos, junto con Lucas, el gran pastor alemán de la familia.

El perro los llevaba muy lejos de su hogar, así creando una gran inquietud en los padres, dudando de su perro ya que la estadía de sus hijos en aquel lúgubre lugar se les hacía casi imposible. De pronto, a lo lejos, en un valle desértico, con grandes pastizales que les había difícil ver lo que había sobre el suelo, se encontraba una gran casa a la que su perro se acercó ladrando y ladrando alrededor.

Al llegar los padres a la puerta principal, tocaron el timbre, pero nadie les abrió, así que decidieron abrir la puerta dando fuertes patadas en ese gran portón de madera dura y pesada. Al entrar a la primera habitación, el recibidor, ninguno de los padres había escuchado algún ruido, por lo que se decidieron subir al segundo piso, pero al momento de pisar aquel primer escalón, el cual emitió un gran rechinido (gracias a la humedad conservada por varios años) una risa un poco sarcástica pero a la vez un poco tenebrosa se escuchó en el ático. Los padres sabían que provenía de 2 pisos más arriba de donde ellos se encontraban, y aunque el miedo los tenía controlados por completo, siguieron avanzando por aquellas escaleras llenas de ruidos extraños. Al llegar a la penumbra, empezaron a gritar el nombre de sus hijos, sin embargo eso no facilitaba de nada la búsqueda, ellos sin darse cuenta la habían empeorado, ya que la creatura que habitaba esa casa había notado la presencia de esos 2 miedosos padres, por consiguiente, un ladrido desgarrador provino de las afueras de la casa, proseguido por un gran estruendo de la puerta principal, que al cerrarse había generado un sonido hueco en el ambiente. El pánico se fue apoderando de ellos, al escuchar unas pisadas que con un peculiar sonido subían por las escaleras acompañadas de nuevo por esa misteriosa risa que se había presenciado unos momentos atrás.

Los padres corrieron a refugiarse a una habitación, el padre se ocultó dentro de una tina de estructura romana alojada en el rincón lleno de oscuridad de aquel baño, rodeada de que desprendían un fuerte olor a acido, como de sangre. Mientras la madre, se ocultó silenciosamente, bajo aquella gran cama, que por simple vista y de estructura antigua se veía que pesaba mucho. En ese lugar se podía observar atravez de la rendija de la puerta, el destello de luz que la luna depositaba atravez de la ventana al final del pasillo.

De pronto el corazón de la mujer se agito tanto, que parecía cerca la hora de su muerte. Un grito se ahogó en su garganta, cuando de pronto pudo observar que una sombra se paraba frente a la habitacional puerta emitió un rechinido leve al abrirse, la mujer, cerro sus ojos , y fue teniendo un sentimiento de cómo se aproximaba la presencia de alguien. La mujer definitivamente sabía que algo se había colado por aquella puerta, sabía que estaba parada justo al lado de ella, como si esperara a que abriera sus ojos, y su vista de horror fuera lo último que viera. No pudo contener ese grito ahogado que tenía en la garganta, lo cual trajo consigo el abrir de sus ojos, y que con sorpresa, se encontró con su hija, dándole una ligera sonrisa y dirigiendo su mirada atrás de su madre. La madre con un sentimiento de terror giro su cabeza y los ojos de aquella creatura se clavaron en los de ella, dejando así un silencio vacío en la habitación.

Mientras tanto su esposo se encontraba, paralizado de terror en la tina del baño, sabiendo que pronto algo lo podía encontrar. De pronto un ligero escalofrió se hizo presente en su cuerpo dejándole saber que al otro lado de la cortina , algo se encontraba ya que un olor fétido apestaba el lugar, sin embargo, la presencia abandono rápidamente el sitio, ya que un sonido proveniente del ático había distraído sus intenciones. El hombre recorrió una pequeña parte de la cortina, creando un agujero diminuto por el cual sobresalía su pequeña pupila, que lo dejaba ver la penumbra del baño. Fue grande su sorpresa al ver que nadie estaba en el cuarto. Dejando esbozar un ligero suspiro de alivio con los ojos cerrados, regresando a su escondite que lo había mantenido oculto por un largo rato, pero, pronto supo que ese alivio no era para siempre, ya que al abrir sus ojos el rostro de su hijo dejaba ver una expresión de disgusto, provocando en el padre un gran grito de terror que inundo aquella mansión, y dejando que poco a poco el hombre se desvaneciera, sin antes dejar que aquel fétido olor recorriera sus entrañas.

Al despertar, los 2 padres supieron que algo andaba mal, y dejando comprobar esa hipótesis, los 2 se movieron inútilmente, ya que se encontraban amarrados en unas sillas de madera, con una soga en los brazos y otra atándole los pies. Haciéndoles creer que era lo más horrible que les podía suceder, unas manos frías palparon sus espaldas, dejándolas deslizarse por el cuerpo de ambos. Por fin, poniéndose enfrente de los padres, la cara de sus hijos se avecinaron y dejándose ver, su vestimenta un poco extraña, ya que los 2 estaban completamente vestidos de blanco. Clara y Esteban acercaron lentamente sus labios a los oídos de sus padres, dejándoles un sonido muy poco alentador para su supervivencia; los niños les dijeron lentamente –Guarden silencio papis, no querrán sufrir algo peor- así provocándole a la madre más temor , y brutalidad, que hizo agitarse de la silla, destapándose la boca que estaba tapada con trapos viejos y dejando escapar un enorme y fuerte grito de terror y de auxilio por toda la zona , sin embargo esos gritos eran inútiles ya que , la mansión estaba tan retirada de la localidad más cercana que nunca nadie los podía volver a encontrar, pero, ese grito fue lo peor que le pudo pasar a aquellos padres, ya que de pronto unos pasos tan fuertes, se escucharon por el pasillo, que al acercarse cada vez más se hacían más fuertes, hasta que se detuvieron. Una ligera bruma se hacía presente en la habitación, ya que por la rendija de la puerta se dejaba pasar y dejaba ver que lo que estaba al otro lado de la puerta era, la misma presencia que los había sorprendido hace unos momentos. La presencia estaba a punto de pasar ya que la perilla de la puerta se movía lentamente al sentido contrario de las manecillas del reloj, y llegándose a congelar.

La puerta se abrió lentamente y todo lo que estaba cerca de ella, sillas, muebles, todo, se congelo al instante, era un frio como nunca otro y los padres al ver lo que se aproximaba hacia ellos empezaron a gritar de terror, sin saber los que esa creatura estaba a punto de hacer...

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