América La tierra de los más exóticos vampiros
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América es una tierra llena de leyendas
pobladas de innumerables seres, entre los cuales no podían faltar los
vampiros. Estos, variados y originales en cuanto a su naturaleza, van
desde un anciano bonachón con sombrero plateado y sonrisa permanente,
hasta una terrible y poderosísima serpiente alada, capaz de crear olas
con sus alas y de congelar a sus víctimas con la mirada antes de
chuparles la sangre. Y es que, si bien es cierto que América no es el
continente con más vampiros ni con los vampiros más horrendos, sí
presenta la particularidad de tener una de las más exóticas faunas
hematófagas.
Abchanchu-Anchanchu
Esta
raza vampírica viene de Bolivia, y sus especímenes habitan en las
cuevas del altiplano. Tiene generalmente la apariencia de un viejo
bonachón, calvo, bien gordo y sonriente, con un sombrero plateado de ala
ancha y ropas antiguas recamadas en oro. Sin embargo, dicen que porta
una inquietante sonrisa gélida, inamovible, como congelada en sus
labios...
Siempre se acerca a sus víctimas
mediante el engaño, generalmente mostrándose como un anciano en
problemas, en aprietos que requieren que el viajero entre en su morada;
de modo que, cuando éste ingresa, practicamente nunca más vuelve a ver
el sol...
Según los interpretes del mito, la ropa
del Abchanchu indica su linaje divino, su filiación al antiguo panteón
quechua. Pero esas raíces autóctonas no son suficiente para que este
vampiro beba tanto la sangre de extranjeros como de sus propios
compatriotas, de modo que los bolivianos evitan pasar cerca de grutas y
cuevas cuando tienen que atravesar los amplios espacios del altiplano.
No obstante no debe creerse que todos los que son víctimas del Abchanchu
mueren inmediatamente pues, en los relatos de los ancianos, se cuenta
que unos pocos han sobrevivido, aunque eso es temporal porque
posteriormente mueren de una extraña enfermedad que no tiene cura,
siendo a causa de eso conocidos como los "Anchanchun uñkata", esto es,
"los que han sido mirados por Anchanchu"
A inicios del siglo XVIII, el mito del
Abchanchu fue marginado a las regiones más inaccesibles del altiplano
boliviano, pero un siglo después, reapareció en aldeas y comarcas de
toda Bolivia, excepto de la región oriental. Creyéndose entonces que su
espacio de actuación era más amplio, pasó a ser causante de incendios y
muertes sospechosas en las haciendas; además de que adquirió el rango de
demonio atmosférico, pues frecuentemente era visto como el causante de
diversas desgracias climáticas.
"Pasa, pasa Anchancliu, no me hagas
ningún mal, porque el Mallcu me ampara.", tal era la única fórmula
conocida para cuidarse del vampiro, que conservó y aún conserva su
naturaleza originaria en la región boliviana de Uyuni, donde recorre las
planicies con su inamovible sonrisa de hielo, arañando los cristales de
las ventanas y la madera de las puertas, en busca de algún incauto que
salga a abrirle...
Aipalookvik
Los Aipalookvik son un tipo de vampiros
originarios de las gélidas regiones del Ártico, Alaska, Groenlandia y el
norte de Canadá.
Ciertas leyendas pregonadas por los
marineros del norte y los habitantes de las costas, relatan que los
Aipalookvik surgen de las aguas como cadáveres pútridos y malolientes.
Se cuenta que estos vampiros no gustan de la sangre, mas son tan sádicos
que deshollan a sus víctimas y se visten con sus pieles; costumbre que,
en opinión del profesor Lugano, es una proyección, a nivel de las
leyendas folclóricas, de la importancia que la gente del Ártico otorga a
guarecerse del implacable frío. Pero hay un algo más en el cruel hábito
del vampiro, y es que, tras ponerse la piel de su víctima, adopta su
personalidad y hasta suele empezar a vivir cerca de la casa o el bote de
la víctima.
Chon Chon
Según el folclore chileno, el Chon Chon o
Tue Tue es una cabeza de brujo con enormes orejas que emplea a modo de
alas. Pero este estado es algo transitorio que el brujo alcanza
poniéndose en el cuello ciertos ungüentos hechos con hierbas especiales,
tras lo cual recita: "Sin Dios ni Santa Maria", asumiéndo con esto su
forma vampiresca.
Una vez asumido su aspecto de predador
hematófago, el Tue Tue puede emitir un fuerte grito ("¡tue tue") que
generalmente usa para anunciar la muerte de la persona que tiene más
cerca. Por otro lado, a veces se dirige a los hospitales o casas de
enfermos, retando a luchar a los espíritus de éstos, con el resultado de
que, si pierden, les chupará la sangre.
Sin embargo hay maneras de ahuyentar al Tue Tue:
extender un chaleco; echar sal al fuego; o decir "Pasa, Chon Chon, tu camino o vuelve mañana por sal", teniendo al cuenta que al día siguiente se presentará un desconocido a pedir sal, y por ninguna razón habrá de negársela. También se lo puede ahuyentar con la siguiente oración: "San Cipriano va para arriba, San Cipriano va para abajo , sosteniendo una vela de buen morir". Con esa oración el Chon Chon caerá al suelo. Más efectiva aún es la táctica de trazar una estrella de cinco puntas en el suelo, poniendo en el centro un cuchillo que apunte hacia el Chon Chon, el cual se ensartará en el cuchillo y así podremos aprovechar para matarlo, pero será arriesgado porque eso podría enemistarnos con los brujos.
extender un chaleco; echar sal al fuego; o decir "Pasa, Chon Chon, tu camino o vuelve mañana por sal", teniendo al cuenta que al día siguiente se presentará un desconocido a pedir sal, y por ninguna razón habrá de negársela. También se lo puede ahuyentar con la siguiente oración: "San Cipriano va para arriba, San Cipriano va para abajo , sosteniendo una vela de buen morir". Con esa oración el Chon Chon caerá al suelo. Más efectiva aún es la táctica de trazar una estrella de cinco puntas en el suelo, poniendo en el centro un cuchillo que apunte hacia el Chon Chon, el cual se ensartará en el cuchillo y así podremos aprovechar para matarlo, pero será arriesgado porque eso podría enemistarnos con los brujos.
Civatateo
Es una bruja-vampiro originaria de las
leyendas aztecas. Sirve a varias deidades lunares, y se cree que es el
espíritu de una mujer que murió al dar a luz, razón por la cual ama la
sangre de los niños, que mueren efermos tras su ataque. Su rostro y sus
manos son pálidos como tumbas, y en su atuendo tiene dibujada una cruz
de huesos humanos; sin embargo, se cree que alguna vez fue una hermosa y
noble mujer, pero por morir dando a luz tuvo que volver en su horrible
forma de vampira.
Cuentan que sirve a los dioses
Tezcatlipoca (dios de la luna, cielo nocturno, dios de la memoria
ancestral, dios del tiempo y el Señor del Norte) y Tlazolteotl (diosa de
la luna, del ritual limpieza, la fertilidad humana y la sexualidad),
por lo que ostenta los poderes mágicos de un sacerdote. También se dice
que las civatateo deambulan por la noche, buscando niños que enfermar o
matar, y hasta hombres con los cuales aparearse para procrear
niños-vampiros.
Para proteger a los bebés de esta
vampira, se pueden crear santuarios repletos de comida, a fin de que la
hematófaga se sacíe con eso y no busque bebés; o inclusive, si hay mucha
comida y se queda comiendo, a fin de que el sol la encuentre y la
fulmine.
Guedé
El
Guédé, conocido también "el vampiro vudú", es propio de Haití, y
pertenece a la corte espiritual del gran Baron Samedi, especie de deidad
en el culto haitiano.
La misión primordial de Guedé es drenar
la sangre de sus enemigos, que en su mayoría son incrédulos, pero
también, y por esto posee una iconografía benéfica, suele proteger a
niños, inocentes y locos. Aunque el destino de las víctimas es terrible,
ya que se transforman en zombis e incluso a veces es el mismo Guedé el
que se encarna en el cadáver para comer o emborracharse. Y esa costumbre
de poseer a otros va más allá, pues cuentan que se posesiona de los
devotos, sobre todo de los que usan ropas como las que él usaba cuando
era humano y no vampiro.
Hay quienes afirman haber visto a este
vampiro vagando por los cementerios, llevando un bastón de hueso, unos
anteojos oscuros y un sombrero. Los que se encontraron con él dicen que
posee una fuerza extraordinaria. Ahora, y si el Guedé hace un silbido
poco armonioso cuando ronda por las calles cerca de los cementerios, hay
que huir, sobre todo si uno es mujer, pues es señal de que el vampiro
busca una amante...
Jararacas
Es un vampiro brasileño que se
manifiesta como serpiente, alimentándose de la leche de las mujeres:
sustituye al niño en el seno, muerde el pecho de la madre, y le clava la
cola al niño en la boca, drenando sangre con la cola, y leche y sangre
con la boca...
Lobishomen
Es un vampiro portugués y brasileño,
cuyas víctimas son principalmente mujeres. Solo toma pequeñas dosis de
sangre de la víctima, sin llegar a matarla, pero si la víctima es
femenina, suele dejarle de por vida tendencias ninfómanas.
El aspecto del lobisomem es el de un
humanoide de dos metros y pico, con cara de mono malo, barbado y calvo,
con los dientes negros, una ligera joroba y los pies enormes y llenos de
pelo, para que le funcionen como zapatillas gigantes y así ande
sigilosamente, tomando desprevenidas a las presas.
Loogaroo (sukuya)
Vinculado
al mito del hombre lobo y originario del folclore haitiano y de
Trinidad y Tobago, el loogaroo surgió cuando los esclavos africanos
asimilaron, en su vampirología, elementos de la demonología francesa. En
este contexto de sincretismo, el loogaroo o "sukuya" es una mujer que,
tras pactar con el Diablo, debe darle culto cada noche, arrancándose la
piel y adoptando su aspecto vampírico, tras lo cual guardará la piel en
un árbol oculto, y procederá a buscar sangre en forma incorporea, como
una bola de fuego capaz de entrar en cualquier recinto. Una vez que
encuentre víctima, si le drena mucha sangre, la matará y la hará renacer
convertida en sukuya, o simplemente la matará y tomará su piel.
Para destruir a la sukuya, se debe
encontrar dónde tiene guardada su piel, y colocar mucha sal en ésta para
que no pueda volvérsela a poner, o bien se pueden colocar muchísimos
granos de cereal en nuestra puerta, a fin de que la vampira se quede
contando los granos (dicen que no puede evitarlo) hasta que el sol la
sorprenda y la aniquile.
Pata Sola
La Pata Sola es parte del folclore de
Sudamérica que habla de mujeres monstruos que viven en la selva, y que
se aparecen a cazadores y hacheros cuando éstos están pensando en
mujeres.
De rostro hermoso y actitud seductora,
esta vampira tiene su lado horrendo pues posee una sola pierna, dura
como tronco de árbol y terminada en una pezuña con garra de oso. Con un
solo seno en el pecho y los brazos largos y terminados en manos repletas
de garras, esta aterradora mujer de cabellera revuelta, ojos de tigresa
y colmillos enormes, devorará la carne y beberá la sangre de los
incautos que se le acerquen...
La Pata Sola es principalmente propia
del folclore colombiano, y es casi equivalente a la Sayona de Venezuela,
la Tunda y la Madre Monte, últimas dos que también son de Colombia y,
al igual que la Pata Sola y la Sayona, son en cierta forma protectoras
de la Naturaleza, por lo que acabarán con cualquiera que atente contra
la fauna o flora y se tope en su camino...
Por último, en Colombia se cree que la
Pata Sola se origina a partir de una mujer hermosa que fue infiel a su
marido y éste, para castigarla, le cortó una pierna, sin saber que
después renacería como horrenda vampira...
Piuchén
Propia
del folclore chileno de los indios mapuches, esta criatura vampírica
tiene forma de serpiente alada, con alas que le permiten volar cuando ha
alcanzado la madurez. Su hogar son los bosques y posee gran longevidad,
transformándose en un gran pájaro (de tamaño de gallo o pavo real según
el caso) cuando llega a la vejez, y ostentando un gran apetito de
sangre tanto de joven como de vieja. Según cuentan, su fuerza es tan
grande que puede derribar enormes árboles, y en Chiloé creen que puede
causar olas con sus alas, haciendo naufragar embarcaciones.
Casi siempre la piuchén se alimentará de
sangre, pero en épocas de mucho calor pasará adherida a troncos de
árboles, mas siempre se la podrá localizar porque dicen que deja un
excremento rojo cerca de donde vive, además de que emite estridentes
sílbidos. En cuanto a su hábitat, este ser vive cerca de lagos y ríos, y
produce una sustancia irritante que erupciona la piel y que puede ser
transportada por el aire y el agua.
Las leyendas dicen que, quien ven a la
piuchén, quedan paralizados por su mirada y entonces son vampirizados,
pues la piuchén les drena la sangre, hasta matarlos o hacerlos volver
pálidos y flacos a casa. Sin embargo la piuchén rara vez ataca a
personas, generalmente prefiere succionar la sangre de los animales (por
eso la culpan cuando el ganado enflaquece inexplicablemente), excepto
de los animales blancos...
Tlaciques
Son brujas-vampiras propias del folclore
de los indios Nahuatl de México, y chupan sangre inadvertidamente, y
tras haber asumido su aspecto de pavo o bola de fuego...
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